Brittany, una cirujana de 34 años recién licenciada, al igual que otros millones de profesionales sanitarios, trabajó incansablemente durante la crisis de Covid-19. Pero el año pasado empezó a experimentar síntomas fisiológicos repetidos y aleatorios, como visión borrosa, taquicardia y otros. Y así Brittany fue diagnosticada con trastorno de estrés postraumático.
Presión de los profesionales de la salud
Tal vez en algún momento lo peor de la pandemia quede atrás, pero para los trabajadores sanitarios que han experimentado de primera mano el sufrimiento, el caos, la incertidumbre y las muertes de las que han sido testigos, tardarán mucho tiempo en curarse.
Según las investigaciones actuales, los trabajadores sanitarios de varios países han declarado sentirse infravalorados y desilusionados con sus empleadores y su profesión médica. Más de la mitad de los trabajadores sanitarios implicados en la pandemia creen que no seguirán ejerciendo su profesión.
Los psiquiatras especializados en el estudio de los trastornos de salud mental relacionados con los traumas informan de que cada vez hay más profesionales de la salud que padecen ansiedad, depresión, trastornos por consumo de sustancias, insomnio y trastorno de estrés postraumático, y esperan que el número de casos aumente en los próximos meses.
Apoyo del gobierno estadounidense
El Presidente de EE.UU., Joe Biden, firmó la semana pasada un paquete de ayuda de 1.900 millones de dólares, parte del cual está destinado a cubrir el sufrimiento mental de los trabajadores sanitarios. El impulso lleva el nombre de una doctora, Lorna Breen, médico de urgencias que se quitó la vida tras tratar a pacientes de Covid-19 en Nueva York.
Antes de la pandemia, un médico se suicidaba cada día en Estados Unidos, una tasa elevada para cualquier profesión, incluida la militar. Por eso se destinan 80 millones de dólares a educar a los profesionales de la salud en la reducción del agotamiento, el suicidio y la salud mental, y 20 millones a lanzar una campaña para animarles a abordar y buscar tratamiento para sus problemas de salud, identificarlos y responder al riesgo que suponen para ellos mismos y para los demás.
Los profesionales de la psiquiatría recomiendan que todo el personal sanitario y de seguridad pública se tome un descanso de la vida familiar y hospitalaria y asista a un retiro de bienestar.